viernes, 20 de septiembre de 2013

Decisión y bienvenida



 [Antes de nada decir que me he inspirado para crear este blog en este otro http://miisharpei.blogspot.com.es/  con toda mi buena intención, ya que me pareció una gran idea]

- Quiero un perro, quiero un perro, quiero un perro, quiero un perro- Si me dieran un euro por cada vez que he dicho esa frase... 

Desde bien pequeña era mi máxima ilusión tener un compañero canino. Por lo tanto era de esperar que tras las múltiples negativas de mis padres, lo primero que hiciera una vez independizada, fuese acoplar en mi vida un perrito.
Fue ahí cuando me encontré con otro "pero" y es que mi chico ¡ tampoco quería un perro! Yo sabía que a él le encantaba la raza Shar Pei, por lo tanto me puse manos a la obra. En apenas unas horas tenía a su disposición mil anuncios de perritos, pequeños cachorros de Shar Pei esperando a que los acogiéramos en casa. No tardó en cambiar de opinión al ver las fotos del que acabaría siendo nuestro Sugar. Blanquito, con esos ojitos pequeños y sus arrugas formándose por su diminuto cuerpo. En fin, ¿cómo resistirse? 

Tengo que decir que nosotros compramos a Sugar. Sabemos de sobra la cantidad de animalitos que necesitan un hogar, la cantidad de perros que se encuentran en perreras deseando ser adoptados... Pero hicimos así las cosas, y no nos arrepentimos de haber incorporado a Sugar a nuestro hogar, aunque no estemos de acuerdo con hacer negocio con los animales. (Después de este pequeño inciso que daría para un post entero, seguimos).

Resulta que el futuro miembro de la familia era de Cádiz. Eso nos planteo dos opciones, que nos lo mandaran por MRW (opción de la que no éramos muy partidarios) o ir a por él. ¿Total? ¿qué más daba? Así haríamos un viajecito exprés a tierras gaditanas. Nos montamos en el coche y....  ¡ a por él! 



Lo nuestro fue amor a primera vista. Siempre lo diré. Rápido nos adaptamos el uno al otro. Vino todo el viaje con la cabeza apoyada en mi pierna bien dormidito, es más, esa costumbre de dormir con la cabeza en alto la sigue manteniendo (no sé si será solo cosa de Sugar o si lo harán todos los perritos).  Cuando llegó a casa se adapto a la perfección, pese a ver por internet que esta raza tiende a ser desconfiada y no suele familiarizarse rápido con el entorno. 

Pronto aprendió a dormir en su camita tranquilamente y a jugar como un loco con todo lo que pillaba en casa. Pese a tener sus momentos de locura, Sugar es un perro cariñoso y muy inteligente, un poco torpe, jeje pero es que aún es un cachorrito. 

Ya os iré contando, de momento,  aquí os dejo la entrada de bienvenida. 

Besitos :)))

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